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La amniocentesis es una prueba de diagnóstico prenatal que forma parte de las denominadas pruebas invasivas. Su fiabilidad ronda el 100% y, gracias a su precisión, son capaces de confirmar o desmentir los resultados de las pruebas de detección prenatal, más seguras pero imprecisas.
Por otra parte, la fiabilidad de las pruebas invasivas se paga con un método agresivo que puede poner en riesgo la salud de la madre y del feto.
Las tres pruebas de diagnóstico más practicadas tienen algo más en común, y es que todas ellas tratan de detectar anomalías cromosómicas en el feto y se realizan entre las semanas 15 y 22, con ligeras variaciones entre ellas.
Además de la amniocentesis, estas son las dos pruebas de diagnóstico principales:
La amniocentesis es la prueba diagnóstica prenatal más recurrida por parte de las mujeres embarazadas, y su objetivo es diagnosticar o detectar alteraciones genéticas en el feto que puedan causar problemas de salud en el bebé.
Esta técnica es ideal para llevarse a cabo entre las semanas 15 y 20 de gestación, cuando el bebé está lo suficientemente maduro.
Se la considera invasiva por la agresividad de su método, ya que consiste en una inyección en el vientre de la madre para extraer una pequeña muestra de líquido amniótico. Esta aguja atraviesa la placenta y penetra en el saco amniótico, de donde extrae una pequeña cantidad de líquido para su análisis.
Esta operación puede poner en riesgo los pulmones del bebé, que podría moverse e interceptar la trayectoria de la aguja. Cabe recordar, además, que su realización conlleva un pequeño riesgo de aborto.
El líquido amniótico es el principal objeto de estudio de la amniocentesis, ya que su composición revela las condiciones genéticas del feto. Este líquido es principalmente orina del bebé, por donde circulan diminutos fragmentos procedentes de su cuerpo como, por ejemplo, la piel, la boca, los pulmones o la propia vía urinaria.
Todo ello contiene mucha información sobre la composición genética del bebé y la salud de sus cromosomas. Todo esto es lo que se puede detectar en una amniocentesis:
El riesgo a que el bebé sufra alguno de estos problemas se eleva en los casos de antecedentes familiares, por lo que se recomienda a la madre un análisis de sangre previo que lo revele.
No es extraño que una mujer tema someterse a la amniocentesis, por eso puede resultar de utilidad descubrir de antemano cómo es la serie de sencillos pasos que suele seguirse en las clínicas.
Dado que puede haber pérdida de líquido amniótico y contracciones uterinas en las horas siguientes a la intervención, la madre deberá permanecer en reposo u hospitalizada. Cabe recordar que, a partir de los 35 años, el aumento de la edad de la madre incrementa notablemente el riesgo de la amniocentesis.
Finalmente, pese a depender de la clínica y de cada caso, los resultados suelen estar disponibles en un periodo de entre 2 y 3 semanas.