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Una ecografía es una técnica de detección prenatal cuya finalidad es observar el feto o el bebé durante el embarazo, cuando todavía está en el interior de la placenta. De esta forma, se puede monitorizar su evolución durante el periodo de gestación, comprobar su crecimiento, su estructura y detectar hipotéticas anomalías o problemas.
La imagen del feto se obtiene mediante un sistema de ultrasonidos emitidos por un transductor. Estos ultrasonidos viajan hasta el vientre de la madre y, rebotando sobre las zonas blandas del cuerpo, emiten un eco cuyas ondas son procesadas y convertidas en imágenes.
Entonces, ¿en qué consiste la ecografía 4D?
Es una ecografía que permite obtener imágenes del futuro bebé y del cordón umbilical en tres dimensiones y en tiempo real, algo imposible de conseguir en cualquier otro tipo de ecografía.
Lo más interesante es que la ecografía 4D aporta movimiento a las imágenes que emite, ya que reproduce hasta 24 fotogramas 3D por segundo.
Antes de entrar a valorar los aspectos positivos y negativos de la ecografía 4D, es conveniente aclarar que este tipo de ecografía no proporciona más información que las ecografías bidimensionales ordinarias por las que debe pasar toda mujer embarazada.
Esto significa que la ecografía 4D, pese a constituir una técnica más avanzada, no sustituye a ninguna de las anteriores, sino que debe considerarse un complemento que permite ver el feto de forma más nítida y clara.
Ventajas de la ecografía 4D:
Por otra parte, existen dos factores que pueden impedir una visión óptima del feto en este tipo de ecografías:
Los riesgos de la ecografía 4D, por otra parte, son mínimos. Aunque, pese a tratarse de una técnica sin riesgo, se recomienda no abusar de ella.
De igual forma, no está de más actuar con responsabilidad a la hora de elegir con qué clínica realizarla y en qué expertos confiar, aunque estas medidas responden más a temas financieros que de salud.
La ecografía 4D, que no es sustitutiva de las bidimensionales sino complementaria, suele realizarse en varios momentos de la etapa del embarazo según lo que se espere ver en ella.
Por ejemplo, si lo que se busca es ver la figura fetal completa en movimiento, la ecografía se llevará a cabo entre la semana 16 y la semana 22.
En cambio, será entre la semana 14 y la semana 26 cuando se hará la ecografía 4D si se quiere obtener una imagen que defina los rasgos y características físicas del bebé.
En todo caso, por la cantidad de líquido amniótico y el tamaño del feto, el momento ideal para obtener las mejores imágenes en una Ecografía 4D es entre la semana 25 y la semana 30, especialmente en la semana 28.
Si todavía no han transcurrido 10 semanas de gestación, el embrión no habrá crecido lo suficiente para ser apreciado correctamente mediante una ecografía 4D. No tendría sentido realizar este tipo de ecografía si, por ejemplo, no nos permite identificar la cara fetal. En estos casos, se practica una ecografía vaginal.
Por lo que respecta a las ecografías rutinarias y en dos dimensiones, suelen practicarse en los mismos puntos o momentos de la gestación:
Además de la 4D, existen otros tipos de ecografías a las que puede someterse una mujer embarazada. Cada una de ellas proporciona una información distinta.
Estas son las más habituales: